- Vamos a mi casa.
Salimos
del local y nos vamos al coche. Pongo la llave en el contacto. Fiona
me coge por detrás y me muerde la oreja. Etna, que está a mi lado,
me toca la rodilla y va subiendo con delicadeza. Yo así no puedo
conducir...
Por
fin llegamos, me dispongo a bajar primero para abrirles la puerta.
Cada una me coge de un lado y vamos hacia el portal. Busco las llaves
en el bolsillo de mis vaqueros, la meto en el paño y abro. Las
chicas me preguntan el piso y les digo que es el segundo a la
derecha. Ellas se miran y ríen, parece que traman algo. Etna se
muerde el labio mientras me mira con deseo, la pienso destrozar. Me
indica con el dedo que vaya hacia ellas y me susurran al oído "Mejor
sube por las escaleras, te esperamos arriba". Me encanta. Subo
corriendo y al llegar se abre la puerta del ascensor. Las chicas se
están besando. Los bolsos se encuentran en tierra. Las braguitas de
Etna se deslizan de forma muy delicada por sus interminables piernas.
Ella, como buena amiga ayuda a Fiona para que se caigan también ya
que empiezan a molestarle. Las muerde con la boca hasta que me las
lanza. Comienza el juego.
Quiero
que vayamos directos a la habitación, pero mejor les sirvo una copa
primero, aunque el ambiente ya está muy caldeado. Van corriendo a la
habitación y yo tras ellas, se tumban y se quitan lo que les queda
de ropa, no me dejan hacer nada. Me tumban en la cama y Fiona empieza
a deslizarse por mi cuerpo mientras me va besando hasta que llega a
su objetivo. Etna nos mira y se divierte consigo misma. Quiero
cogerla ya pero Fiona no lo está haciendo nada mal, así que la voy
a dejar, me gusta. La habitación arde una noche más de placer y
berridos, que se unen de nuevo para volar sin rumbo fijo.
Amanece
en la isla, tengo a dos mujeres maravillosas a mi lado que me han
hecho disfrutar. Tengo hambre. Voy a la cocina a por algo de comer y
vuelvo con las niñas.
- Lo pasaste bien?
- ¿Y tu?
- No tengo queja alguna, ya sabes.
- Lo sé. - sonríe y me da un beso en la mejilla.
- Tu amiga no se despierta.
- Mi amiga iba ayer como una cuba, dejala que duerma.
- Voy a compraros el desayuno, ahora vengo. No me robes nada que tengo cámaras, ¿eh?
Salgo
de casa y me dirijo al bar una calle más abajo. Les pido dos cafés
para llevar y un par de croissants. Al subir, Fiona se ha despertado
ya.
- ¡Buenos días!
- Hombre, bella durmiente, ¿has dormido bien o que?
- Como una reina. - dice Fiona mientras estira sus brazos hacia arriba.
- Oye, lo de antes iba en broma ¿verdad?
- ¿El qué? ¿Lo de las cámaras?
- Si...
- Pues claro que no mujer, aquí tengo cosas muy valiosas, tengo que tener una seguridad.
- Pero, madre mia! Esto no puede salir a la luz! Que yo en mi país trabajo en la televisión pública.
Etna
está de los nervios, pero no sé porqué si esto solo lo veo yo. No
me creo lo que está diciendo pero bueno, luego lo comprobaré y
buscaré su nombre.
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