domingo, 1 de septiembre de 2013

Colores en tonos chillones III


En un solo día, Abril ha sufrido una mezcla de emociones que nunca habia sentido. La lluvia sigue sin cesar. Tiene miedo aunque sabe que no le puede pasar nada, pero a pesar de esa seguridad sigue pensando en el ¿y si? Los truenos en cambio ya no se oyen. Tampoco hay rayos. La tormenta se ha ido. El mar empieza a tranquilizarse. La tabla entra y sale. Abril se gira y lo busca pero la oscuridad no le permite ver nada. Cerrando párpados.

Están por todas partes, bailan y se mueven de aquí para allá. Algunos están enteros y a otros les faltan partes.

Abril vuelve a tener una nota pegada en la suela de su zapato izquierdo "Puedes decorar tu burbuja".

Entro en la galería, la música se para. Camino hacia la derecha pero no hay nada, sólo está la salida de emergencia y un ascensor. Me doy media vuelta y sigo por el pasillo. No me gusta ningún cuadro. Sigo hacia delante. Sigo. Ando. Miro hacia abajo y mis pies son verdes, grandes, y expulsan un líquido que voy dejando atrás. Ellos mismo lo segregan. La voz se vuelve a escuchar y me detengo. Giro a la izquierda y hay una sala oscura con una pantalla al fondo. No consigo ver la imagen nítida pero me acerco y...

Detrás suya hay botes de pintura y una brocha. Cuando Abril termina de pintar, empieza a rodar, dejando el mar a su espalda.

Unos niños juegan con sus palas y cubos, los rellenan y vacían, hacen castillos y figuras.

- ¡Mira papá, tengo una espada nueva!

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