los que están alrededor
agitan sus pañuelos,
balbucean
arrancan sus voces.
Levantan los brazos,
se excitan.
Yo, plantada con clavos
que me sujetan al suelo,
cierro los ojos.
Brota sonrisa,
dudosa de si permanecer
mucho tiempo.
Él llega trotando
con el caballo ciego,
corre
mientras yo,
clavada al suelo, espero.
Viene directo
a mi cuerpo desnudo
a mi corazón
Lanza.
Aplausos.
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