miércoles, 12 de diciembre de 2012

¡La locura, qué ricura!




Ahora. Hoy es la noche en la que si no te lo escribo no vivo. Las locuras, las palabras sin sentido son lo mío. Los arrebatos, la incertidumbre, la impulsividad, la indecisión. ¿Bueno o malo? Qué sabré yo, si por dispuestos a saber hay mucho y nada a la vez. ¿Qué quieres que sepa? ¿Sobre qué? Si me lo cuestionas, quizá pueda guiarte a una respuesta correcta . 

Me gusta tenerte como inspiración, eres la fuente, la musa, el sentido que me llevará al éxito. Pero por favor, no pienses que esto va por ti, va por la idea en sí, la mentira y la creación. 

La noche sale, la luna decrece y mi historia crece. Cuando caiga el bombazo yo estaré lejos pero tus ojos se acercarán a él. Sigue encantándome esto, como la leyenda y la mentira aumenta, y mi felicidad con ella. El trastorno y la obcecación, el resentimiento y el arrepentimiento. ¿Le has encontrado sentido? Si es así, enhorabuena. Sino, no desistas, nada en esta vida lo tiene, o tiene el que tu quieras darle. Me guío más por la segunda parte. 

Las luces intermitentes, ¿lo recuerdas? 

Ahora, es la hora. 

domingo, 11 de noviembre de 2012

Fluye.


No sé por qué somos impacientes. Si todo acaba llegando, y lo peor de todo, pasando. Tanto tiempo esperando ese momento, ese lugar o esa compañía, para que en menos de lo que te esperabas solo sea un vago recuerdo de tu memoria. ¿De qué sirve impacientarse?

Por mucho que no lo desees, el tiempo sigue su curso, así que si quieres algo, espabila, no lo van a hacer por ti. Hay que vivir el momento, el minuto, el instante, sí, todo lo que tu quieras, vive y sé feliz, pero márcate objetivos. Es la única forma de seguir con la motivación de conseguir algo, sino, ¿qué sentido tiene? Piensa algo que desees con todas tus fuerzas, que quieras conseguir, y ve a por ello. Eso sí, sin impaciencia, que sabemos que todo llega, y con ella, el único perjudicado eres tú.

Cuando estás en sintonía con el Universo todo fluye con una facilidad abismal, el tiempo se detiene y llegas a todo, sin preocupaciones, como si él trabajara para ti. No hay prisa, fluye y déjate llevar, todo acaba saliendo, y si no es así, es que no debía de ser el final. 

Las ganas y la buena energía abren horizontes, sólo tienes que dejarte llevar y saber con certeza lo que quieres, no decaigas. Visualiza el final del camino, y lo conseguirás. 


viernes, 9 de noviembre de 2012

Tres son multitud.



- ¿Qué estás tramando Charlie?
- Siempre me dicen que mato a mis personajes al final de las historias. Ya no sé por dónde seguir. Nada me inspira.
- Ven anda, tómate esto.
- No tío, ya sabes que eso no me va.
- Anda Charlie! Si todos lo hemos probado, hasta tu vieja.
- No hables así de mi vieja.
- Venga tío, estás atrapado, mírate, sólo bebes whiskeys, te sientas frente a una mierda de hoja y nunca sacas nada de ella.
- Mi inspiración se ha ido.
- Las inspiraciones vienen y van. Como la que te estoy dando, es una de las buenas... hazme caso.
- No me ralles.

Charlie se levantó del sillón y encendió un cigarrillo, oyendo el papel consumirse miraba por la ventana. La ciudad se presentaba con las calles húmedas, los coches llenos de rocío y ninguna para ellos. Las mujercitas paseaban bajo sus vestidos, en busca de una noche que les diera de comer. Siguió fumando mientras se bebía un whiskey doble sin hielo. Su amigo seguía con aquello. Una tras otra.

- Acabarás palmándola
- De algo hay que morir, amigo.
- Vale tío, pásame una. Esto es una mierda.

A las tres de la mañana, los dos amigos se encontraban completamente excitados, de una cosa o de otra, necesitaban salir de ese antro en el que sólo les quedaba aspirar el polvo.

- Venga tío, necesito más de esa mierda.
- Vámonos, conozco un sitio.


Llegaron. Entraron. Fumaron. Bebieron. La música retumbaba en sus oídos, los destellos de las luces, el corazón latía arrítmico, la gente, el calor y el frío. La rubia de la esquina se les acercó y agarró a uno de ellos por la cintura.

- Tú, eres Charlie ¿verdad?
- ¿Y tú quien eres?
- He leído alguno de tus textos, son realmente...
- Déjalo, no sigas, he salido y lo último que quiero es hablar de mis textos.
- Entonces hagamos de todo menos eso.

Tomaron unas cuantas copas más y subieron los tres al piso. Charlie, el amigo y la rubia se dispusieron a hablar sobre las constelaciones hasta que fueron ellos mismos quien vieron las estrellas en el primer acto. Al segundo asalto, las arritmias salían y entraban como si de polvo se tratara. La rubia creía comerse el mundo pero el mundo se la comió a ella. Seguía sin poder seguir, mostrando que ella era la jefa, cuando los otros dos miembros iban hasta arriba y fue ella la sumisa. Les daba igual que fuera una rubia que la morena. Charlie tenía su historia, la inspiración le estaba llegando. Y le llegó, por fin. Culminante. Abrumador. El amigo, lleno de éxtasis derramó todos sus fluidos intestinales sobre la chica. Charlie pensaba que la palmaría, de tal manera que habría sido una historia más y una muerte más, esta vez con las bragas en la cabeza.

jueves, 25 de octubre de 2012

Verdades y flacas.

Es raro. 
Sé con certeza que no voy a verte, ni donde siempre ni donde nunca. 
Ya no estás. 
Mientras tanto, agonizo la mierda que me rodea disfrazándola de placeres y mentiras. 
No hay nada que no desee mas que verte. 
La bipolaridad acecha en los muros de mi razón,
cuando lo único que mantengo es que no vuelvas a ella, que te alejes como lo estás ahora. 
Y entonces retorna la otra parte. Vuelve.
Todo se reduce a los berridos de la gente inepta, que no sabe por donde pillar cacho ni follar en las esquinas de los baños. Lamentable.
Miro a mi alrededor y veo centenares de ellos, restregándose como si fueran a ganarse el mayor premio nunca dado. Es pura mierda. Sucio teatro. 
Recordando que la ultima vez estuve contigo en ese mismo antro, las memorias vienen y van, resurgen de las cenizas, de los olores, de los recuerdos turbios, de la mierda. 
Solo quiero escapar y levitar, donde no haya caida, donde nunca y donde siempre. Escapar de la realidad y volver al ensueño, donde me esperas con esa sonrisa y con ese número que suma un ocho.

viernes, 12 de octubre de 2012

Pensat i fet.


La vida se nutre por aquellos pequeños detalles que nos sacan sonrisas cuando nos llegan o los recordamos. Hay veces en las que sientes que debes hacer algo pero no actúas porque una fuerza mayor que no entiendes te lo impide. Quizá no le encuentres sentido a ello, a no poder actuar, pero hay un muro. ¿Sigue siendo todo tan fácil? ¿Podemos hacer lo que queramos en cada momento? Hoy, no tengo respuesta a ninguna pregunta.

Hay días en los que pensamos más de la cuenta, al día siguiente tal vez y lo más probable, es que le restemos importancia, pero el momento es ahora, y es el que importa.

Hay días en los que sentimos que merece la pena arriesgar para poder ganar, pero siempre queda el miedo al fracaso. Pero entonces piensas, que nunca sabemos dónde vamos a acabar. ¿Por qué pensar en algo que aún no ha pasado por intentar prevenir aquello que no sabemos si ocurrirá? No existe. Hay que arriesgar. Lo que venga luego, ya vendrá. Ya nos plantearemos cómo actuar cuando pase, no ahora, que seguimos sin saber.

Cuando dejemos de pensar y vivamos el momento, el resto fluirá solo. 

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cosas que surgen al anochecer.








El ser humano es ansioso. Siempre queremos lo que no tenemos y cuando lo conseguimos dejamos de valorarlo porque ya es nuestro, olvidamos aquella lucha que casi nos lleva al deterioro psíquico. Dejamos que la rutina se apodere de nosotros, siendo que cada momento que vivimos es único e irrepetible.

A veces creemos saber lo que es mejor para nosotros, pero no tenemos ni idea de lo que nos gustaría ser o tener, porque somos avariciosos. De hecho, la mayoría se cree que se conoce y se etiqueta como tal, pero no sabe nada. Conocerse a si mismo no es tarea fácil. Creemos que realmente seríamos felices teniendo esto, aquello y lo de más allá, y si algún dia lo consiguieramos también querríamos lo de después de más allá. Queremos ser tal o cual, y no nos conformamos con lo que tenemos ahora ni con lo que somos, siempre queremos mas, porque el ser humano nunca llega a saciarse.


Deberíamos valorar más nuestro entorno, aquellas personas que siempre están ahí pero nunca les decimos lo importante que son para nosotros. Hay veces en las que idolatramos a persona, creemos que son como nos gustaría que fuesen o como nos las imaginamos en nuestros sueños donde predomina lo irreal. Tal vez la persona que más te va a importar en la vida sea quien menos te lo esperas, pero es inútil tratar de averiguarlo porque el futuro es incierto. 
Algunos dicen que está en nuestras manos, otros que lo dejemos en las del destino, que lo que tenga que ser será. Otros creen en las causalidades, en que las cosas pasan por algo y que todo tiene un sentido que más tarde entenderemos.


Al fin y al cabo, se nota que estamos en septiembre porque comienza a refrescar...

lunes, 4 de junio de 2012

Tres bonitos girasoles.





Al principio me costaba pero acabé abriendo medio ojo para ver el mensaje que había llegado a mi móvil alterando mis valiosas aunque no demasiadas horas de sueño. ¿Pero qué malditas horas son para enviarme un puto whatsapp?

Al ingresar en el hospital decidí borrarme todos los números. Los primeros días cuando no sabían exactamente que era aquella cosa extraña que rondaba felizmente por mi cuerpo, me sentía en un mundo totalmente surrealista. ¿Cómo me puede estar pasando a mí? ¿Qué he hecho para merecerlo? Mira que hay personas en el mundo, me tiene que tocar a mí, joder.

- Marta, lo sentimos pero tendrás que permanecer unos días más en el hospital, hasta que nos manden los resultados del análisis. Pero bueno, ¿recuerdas sobre lo que hablamos ayer?
- Si, quieres decir que…
- No lo sabemos seguro, tampoco quiero alarmarte.
 No me alarmas.
- Sí, hay un 70% de posibilidades de que esté en lo cierto, anoche estuve investigando casos parecidos al tuyo.
- Bueno, no está nada mal, un 30% da para mucho. Muy bien, me apetece jugar al parchís, voy a ello. Gracias por las noticias y por la sinceridad de siempre. ¡Nos vemos Alfredo!

Algo me decía que ese iba a ser mi nuevo hogar durante un tiempo, así que empecé a invertir el tiempo en mí. Es importante intentar conocerse, tarea no fácil y que muchos creen que tienen conseguida. Una vez conseguido, si de verdad sabes cómo eres y cómo no eres, el segundo paso que tenía que cumplir era aceptarme y el tercero aceptar a los demás.

Vino a verme mucha gente, como si estuviera a punto de morirme, notaba en sus caras tristeza, pena por mí. No obstante, yo ponía todo mi empeño o al menos les intentaba transmitir que estaba bien, simplemente luchaba contra aquel “sinnombre” de lo que estuviéramos hablando. Pero claro, tal y como les decía que estaba bien, leía pensamientos reflejados en sus frentes “pobrecita, encima intenta ser feliz y dice que no le pasa nada…” Entonces ya no sabía si seguir el papel que se supone que debemos adoptar los enfermos de quejarnos, hacer cara de pena y recibir adornadas palabras, o el que de verdad quería, afrontar mi experiencia como algo pasajero y positivo, y sacar todo lo mejor que pudiera de ella.

Pasaron dos meses y Alfredo me dijo que me quedaban tres meses, siempre me había gustado el número tres, sabía que algún día formaría parte de mi vida en algo importante, pero claro, pensaba que sería en número de hijos que tendría, me apetecía tener tres. Es un número impar, tiene curvas, como yo las tenía, es estiloso, ni el primero de la lista ni el último de la clase. Era el tres, el número que siempre llevé calcado en la camiseta cuando jugaba y el número que habían etiquetado a los meses de mi vida. Me quedé mirando los ojos de Alfredo, estaba pálido pobre.

-¡Eh! ¡Alfredo! ¡Que parece que te vayas a morir tú!
 Lo siento.

Intentaba dibujar una sonrisa en mi cara, no me gustaba verlo tan triste. No temía a la muerte, de hecho le tenía respeto y curiosidad. Siempre me dijeron que la mala hierba nunca muere, pero bueno, al menos me di cuenta de que no era tan mala. 

jueves, 24 de mayo de 2012

Perdida en un bosque sin sentido





-          ¿Pero quien te crees que eres?
-          Soy alguien, ¿te sirve?
-          Me sirve si te quitas las capas de cebolla amarga.
-          ¿Para qué quieres saber quién soy?
-          Porque quiero conocerte mejor
-          No puedes, nadie llega a conocerme nunca, soy único.
-          Tú lo que pasa, es que eres retrasado
-          Yo lo que quiero es comerte entera, pero no me dejas.
-          Ni con un palo dejaré que me toques con esas garras de marrano.
-          Te contradices
-          Soy bipolar
-          Eres una puta
-          ¡Qué va! no suelo cobrar
-          Estás más usada que un wifi sin contraseña
-          Yo, en el fondo sé que me deseas
-          Sí, desearía que te atropellase un camión
-          Exacto, igual que yo a ti, mamonazo.
-          Pero sólo por dos meses más, volverás a caer ante esas garras que tanto te gustan.
-          Ahora mismo tengo unas mini yo bailando en mi cabeza y me lo estoy pasando genial, ¿qué me habías dicho?
-          Lo que yo te diga, además de puta, loca.
-          Vale, pues me iré con mis bailarinas a otra parte, ya me pedirás un baile.
-          Hasta luego Sara, ten cuidado y ve por la sombra.
-          Adiós Carlos,  sueña conmigo ya que no me volverás a tener.
-          Lo seguiré intentando, guapa.

jueves, 10 de mayo de 2012

Adela.




Todos la hemos visto, hemos criticado su vestimenta incluso nos hemos llegado a meter con ella. Se llama Adelaila, y es afgana. Nació en Kunduz una mañana de Agosto en medio de una casita a lo que aquí podríamos llegar a llamar cueva. Fue un autoparto.

Pasados dieciséis años, con libreta y lápiz en mano Adela va a la escuela, cruzando dos kilómetros de camino para llegar a ella. Adela ha de ir con cuidado en el trayecto de ida y vuelta del colegio, ya que puede chafar accidentalmente alguna mina y quedarse sin alguna parte del cuerpo, o incluso morirse. De vez en cuando, los niños le tiran piedras, porque corre el rumor de que Adela se suele pintar los labios rojos. Cuando llega del colegio tiene que cuidar de su hermana pequeña ya que su madre casi nunca aparece por casa.

Adela tiene un sueño. Desearía poder bañarse en el mar y sentir el chocar de las olas en sus muslos desnudos, oler y saborear la salinidad, pero sobre todo mojarse el pelo y sacudirlo a lo estrella de Rock.

Una noche soñó que volaba y amanecía en un lugar distinto, con grandes rascacielos, gentío y alboroto. Entraba a una tienda y un hombre, con un aspecto desgarbado y colorido le tatuaba la piel, esa que casi nunca mostraba. En ese tatuaje aparecía una pluma que escribía una frase, Maktub.

Adela es una chica que cree en las señales y se divierte encontrándoles significado. Desde aquella noche tuvo claro que había encontrado su segundo sueño. 

martes, 27 de marzo de 2012

La playa


 

Era una tarde donde el sol salía de nuevo, después de la llamada ola de frío siberiana. Una tarde de esas en la que los pajaritos salen y nos deleitan con sus mejores cantos. Una tarde en la que paseas y sientes como el ambiente primaveral va llamando a tu puerta.

El tango mejor bailado de la historia. Me dejé llevar, tenía unas manos tan suaves que me humedecía con tal solo mirarlas. La música sonaba en nuestras mentes, nos deslizábamos como si estuviéramos hechos de seda, me dio media vuelta y me colocó delante de él. Rozando mi espalda contra su pecho, la temperatura corporal ascendía a pasos agigantados. Me cogió la mano, y sin soltar una palabra la arrastró por todo mi vientre, bajando poco a poco, mientras yo estallaba por dentro. Entonces me giré y pude comprobar toda su perfección. La piel le brillaba al sol como si de pigmentos de perlas se tratara, el azul de sus ojos hacía juego con el cielo, mientras que esa boca, esa sonrisa y esos dientes tan perfectos, a cinco centímetros de mí provocaban sensaciones inexplicables, más allá de las simples mariposillas.

No hizo falta un beso, no hizo falta nada más para saber que a partir de ese momento empezaba algo nuevo e inesperado. La atracción, la arena, el sol y dos cuerpos se fundían y se derretían en el horizonte infinito. Fue cuando me preguntó si le acompañaba a volar la cometa. Asentí con la cabeza y nos perdimos volando.

domingo, 11 de marzo de 2012

Desde el balcón de mi habitación

Desde el balcón de mi habitación, recordaba cuando pintaba su cálido cuerpo envuelto en llamas que pedían a gritos que alguien las venciera en agua. Su angelical sonrisa me decía que podía pero no debía. Yo, mientras me fumaba el último cigarrillo, el de la vida y el amor, el del último suspiro, sabía que cada segundo en el que la ceniza se consumía, mi corazón se esfumaba junto a ella. Nunca olvidaré su mirada profunda, aquellos ojos verdes y almendrados, que por una vez pronunciaron mi nombre. 

Desde el balcón de mi habitación, observé día tras día como aquella genuina mano podría haber sido la mía. Maldije lo maldito y me hundí mil noches desnutridas junto a mi oxidada y chistosa máquina de escribir. 


Una de esas tardes en las que solía apagar el fuego que me invadía con aquel último cigarrillo, se giró hacia mi balcón. Mi corazón dio un vuelco y mi cara se convirtió en un poema que ni las rimas de Bécquer pudieron expresar. Ella me dedicó una leve mueca. Cómo desearía poder volver a pintarla. 

miércoles, 29 de febrero de 2012

Un tren.



Cada vez que sales de tu casa, te antepones ante el peligro. Constantemente vives sin saber qué te habrá ocurrido al acabar el día. Puede que cuando salgas y cierres la puerta, bajas a la calle, cuando de repente recuerdas que se te ha olvidado la cartera, entonces vuelves a subir y al salir de nuevo resulta que ya no llegas al tren, el cual cierra sus puertas mientras tú subes las escaleras dejándote la vida en ello y sigue haciendo su ruta en la cual tú no te encuentras (dicen que el tren sólo pasa una vez, y es verdad; pero también hay veces que aunque se hayan cerrado las puertas, se vuelven a abrir, mágicas veces aquellas).

Por tanto, te toca esperar media hora más hasta que llegue otro y cuando llega subes, un tanto cabreado a la par que aliviado, pero resulta que te encuentras con un hombre que canta el himno de la falange con la mano levantada a la vez que desprende un olor que da gusto. Junto con la cara que tienes en ese momento de terrible espanto, intentas escapar de ese vagón para no dañar tus oídos y por fin logras sentarte. En ese mismo momento, miras a tu alrededor para comprobar que todo está en orden, cuando la abuela que tienes en frente te empieza a preguntar cosas, te saca un par de faldas que se acaba de comprar en El Corte Inglés y te pregunta si crees que los tonos son adecuados para la primavera que se asoma en nuestras vidas o parecen muy otoñales. Tú educadamente intentas aconsejarle lo mejor posible para que la buena mujer salga bien combinada a la calle.

De buenas a primeras, seguro que todos esos sucesos no entraban en tus planes del día. Pero igualmente han ocurrido. De vez en cuando, perdemos nuestro tiempo planeando, una y otra vez. Planeas los días, lo que harás en dos meses, lo que quieres hacer cuando pasen tres años. Siendo que tal vez, en ese período de tiempo hayas dejado de existir. Y te los has pasado planeando, y preocupándote por el futuro. Siento ser tan drástica, pero es así. Nunca sabes qué va a ser lo próximo.

Reitero lo dicho en el post anterior, aquí estamos por alguna razón que no debemos desaprovechar. Mientras puedas, hazlo.

"Life is what really happens while you´re making other plans." J. Lennon


sábado, 4 de febrero de 2012

Vacío.





El reloj de la plaza marcaba las 18.45. Era una tarde oscura y triste, la gente corría al cruzar las aceras, el viento hacía bailar sus cabellos y sus caras representaban sensaciones frías. Mientras esa gente andaba corriendo para llegar cuanto antes a su destino, Sara estaba sentada en su coche, mirando el teléfono. ¿Lo hago? ¿No lo hago? ¿Le llamo? ¿Y si no me contesta? 

No notaba el frío aunque estaba temblando. Se sentía sola, a pesar de estar rodeada de gente. Únicamente oía el silencio, sus pensamientos, las voces en su cabeza le pedían a gritos cosas que no llegaba a entender. Su corazón le decía que sí, y su cabeza se lo negaba. Entonces recordó una cosa que escuchó de un hombre muy sabio. "Haced caso a vuestro corazón, no a vuestra cabeza".

Sara era muy impulsiva, no solía pensar antes de hablar o de actuar, y eso siempre acarreaba consecuencias, unas veces buenas y otras malas. Esta vez, decidió ser valiente. Sabía lo que quería e iba a luchar por ello. Así que siguió las indicaciones de su corazón. 

Se montó en el coche, seguía temblando. Introdujo la llave y arrancó. No pensaba en nada, no sentía nada, tenía miedo y a la vez ganas de llegar, de verle. Quería decirle todo lo que sentía por él, todo lo que nunca le había dicho, quería que lo supiera, lo necesitaba. 

Miraba al frente pero en realidad no sabía por donde conducía. Stop, no paró. Siguió. Dos segundos más tarde, la sangre de su cabeza corría por su cara. Sangre fría y a la vez ardiendo. No sentía las piernas, ni los brazos, no oía nada, no veía. Sólo escuchaba su corazón, latiendo cada vez menos, pero fuerte. 

Poco a poco, se vaciaba por dentro. Ahí ya no habia marcha atrás. Fue lo único que se le pasó por la cabeza, todo tenía solución menos lo que le estaba pasando en ese momento. Su vida se esfumaba, pero esta vez de verdad. No sintió dolor. Sintió pena y pensó en su familia, en sus amigos y en él. Sus ojos se cerraron y se fue. 


Todo tiene solución, excepto la muerte. 

miércoles, 1 de febrero de 2012

Querido amigo.



Verás, querido amigo. En esta vida todo pasa por algo. Ya sea por una borrachera, por una búsqueda o por un error… estamos aquí por alguna razón. Tenemos la oportunidad de hacer lo que queramos, de alcanzar nuestros sueños y por muy difíciles que parezcan, a nadie le salieron las cosas bien al primer intento, los grandes cantantes no fueron seleccionados por ningún reality, los pintores más espléndidos no sacaron sus obras de arte al instante de pintarlas, los escritores se equivocan y releen sus textos, nunca sale a la primera.

Verás, querido amigo. Si no te pasa ahora, te pasará, si verdad lo quieres lo tendrás, solo tienes que confiar en ti. Ahora estás aquí, pero quizá mañana estés allá. Parece simple, o complicado. Puede ser alcanzable o altivo. Puede ser como quieras, depende de ti y de tus ganas. No estamos hablando de posibilidades. El centro eres tú. Y si no te pasa ahora, es porque no te tiene que pasar, muchos pensarán que es una tontería pero yo cada vez estoy más segura.

Verás, querido amigo. Cuando estás frustrado, no entiendes el porqué de una situación, intentas mirar hacia delante pero no consigues ver nada. Una vez ha pasado el tiempo y retrocedes, recuerdas y miras hacia atrás, donde todo encaja. Entiendes por qué rechazaste aquel lugar, por qué dejaste a esa persona o por qué saliste aquella noche. Si vives preocupado pensando en lo que pasará, en la forma en la que ocurrirá o en lo que estarás pensando en ese momento, que aún no has vivido, vivirás agonizando, porque las cosas nunca te vienen como te las esperas. Preocuparte por algo que aún no ha pasado es una tarea inútil. La palabra misma lo dice: te pre-ocupas. Tu cabeza se está ocupando de algo a priori. Por eso mismo, vivir preguntándote “¿y por qué lo hice?” no tiene sentido alguno. Lo mejor que podrás sacar de ese pensamiento será el poder rectificar para no cometer el mismo error a la próxima. El ser humano aprende cayéndose, al igual que es el único que tropieza dos veces con la misma piedra.

Verás, querido amigo. En la sabana, cuando el león va a por sus presas, en este caso, las gacelas, estas corren sin cesar, corren hasta que una de ellas es alcanzada por el león. Una vez ha sucedido esto, el resto de gacelas no sigue corriendo, se detienen y siguen su camino. Porque no se preocupan del ¿…y si? El ser humano sería el único animal que seguiría corriendo, por si acaso.

Al fin y al cabo, la vida da infinitas vueltas. Nunca sabes donde acabarás ni con quien. Por miles de diferencias o similitudes que creas que haya entre la persona que estés pensando y tu. Disfruta del ahora porque acaba de dejar de existir. Ese ahora forma parte del pasado. Cada camino que escoges, cada sitio al que vas, cada persona que conoces, viene a ti por una razón que más tarde entenderás.

viernes, 27 de enero de 2012

Lágrimas negras.





Miradas que hablaban cuando sobraban las palabras. Noche sí, noche también. Sueños perfectos junto despertares amargos. 

Un año sin verse. Nunca hubo una clara despedida. Ninguno supo qué decir ni qué hacer. Ella decidió independizarse y se mudó a aquella ciudad. Quería conocer nuevos mundos, explorar los rincones de las noches húmedas.

Una noche, con su perra Laika, al girar la esquina se quedó sin aliento, rígida. Lo reconoció por sus andares desgarbados, era él, pero no estaba solo. Se le comprimió el corazón. Entonces, haciendo fuerza contra ella misma, queriendo correr contra el viento, retrocedió sus pasos. Sentada en un portal con la mirada perdida y un vacío interior. Lágrimas negras recorrían su gélido rostro. Todo se volvió en su contra, únicamente escuchaba el silencio. Fue cuando, de repente alguien pasó por su lado y le echó una moneda sin mirarle a la cara. Era él.


viernes, 20 de enero de 2012

Personas.





Tal como pasan los días, te vas dando cuenta de aquellas cosas que de verdad merecen la pena y las que no, por las que sientes que debes luchar y las que debes dejar de lado. Existen personas que lo dan todo por ti y otras que no darían ni una prenda, las que te adoran por como eres y las que te adoran para lo que quieren, las que te sonríen a la cara y te rajan a la espalda, las que te miran disimuladamente cuando pasas mientras te examinan de arriba abajo; aquellas que entran casi todos los días en tu perfil y las que prefieren no hacerlo para evitar sentimientos, las que se proponen metas y las logran, o las que tiran la toalla; las que te idolatran y las que te odian, las que te llaman cuando quieren saber cómo estas y las que no te llaman nunca, las que sienten algo por ti y tu ni te enteras, las que se enamoran de una ciudad, las que esconden algo, las que te sacan cada día una sonrisa; personas que cuando estas con ellas no puedes parar de reírte, personas que piensan que la vida hay que vivirla y que debes dejarte llevar, a esas las adoro.

Personas que cuando te llaman o simplemente te miran, tu corazón responde a mil por hora. Ingenuas, cabezonas, sinceras, promiscuas, mentirosas, celosas, felices, dejadas, presumidas, sensibles, modestas, antipáticas, románticas, sosas. Aquellas que aparentan lo que no son, las que se levantan bailando y las que  le echan la culpa al pie izquierdo, las que te dan sin esperar nada a cambio, las que confían en tí; personas que no han roto un plato en su vida (de esas quedan pocas), o las que cada día rompen algo. Miedicas, generosas, impacientes, adorables, indecisas. 

Infinitos adjetivos para innumerables personalidades, únicas y algunas, ejemplares.