jueves, 24 de octubre de 2013

Preguntas y no respuestas.

Hace poco he tenido ese sentimiento de no saber exactamente en qué punto estoy, hacia qué rumbo me dirijo. Está bien preguntárselo de vez en cuando, marcarse el ritmo y proponerse objetivos, pero también has de estar preparado para cuando todo aquello que has planeado en tu mente un tiempo atrás, todo lo que te esperabas, no ocurra como tal. Has de saber cómo afrontarlo, y nunca sabrás los pasos a seguir hasta que no lo tengas delante de tus ojos. 

En ocasiones, tus amigos te suelen pedir ayuda, consejos para que les eches una mano con sus decisiones, para que les guíes por el camino correcto, ellos confían en tí plenamente, con lo cual tu intentas hacerlo lo mejor posible. Para algunos es fácil ponerse en la piel de los demás, sentir sus emociones como si en primera persona se tratase, pero, ¿y cuando esos consejos, cuando adviertes a tus amigos sobre algo, y ese algo te pasa a ti? ¿qué pasa en esos casos? Quizás tengas personas que te devuelvan el papel que acabas de ejercer y te ayuden a decidir, a pensar, porque, seamos sinceros, es todo más claro cuando ellos te apoyan o corroboran tus pensamientos. ¿Qué pasa cuando no sabes aplicar lo que siempre has estado defendiendo? Pared delante, te chocas, mirás atrás, muro, ¿y como sales? Bien, pues relajándote, ¿y si no consigues relajarte? Pues no hay más, querido amigo, que tragar, y disfrutar del dolor, de la indecisión, de los pensamientos negativos. Tal vez sea momento de replantear cuestiones. ¿Qué coño hago aquí? Y perdon por la expresión, pero entonces piensas si eso es lo que quieres en tu vida, por qué has llegado ahí. Bien, pues muchas veces no la hay, pero otras si que podemos obtener respuesta. 

Siempre he pensado en que hay que hacer lo que a uno le haga sentir bien, ser feliz. Pero en los momentos en que se tuerce, en que no es como pensabas, cuando se te cae el muro encima y pierdes las piezas para recontruirlo, en ese momento es cuando demuestras la sabiduría que posees, si de verdad sabes salir de esa, si eres la persona que pensabas ser. Es fácil decir "todo saldrá bien" cuando todo te está saliendo bien, es cómodo aconsejar cuando a ti no te está pasando lo mismo, pero ¿y cuando te pasa a ti? Bien, pues adelante, a salir de ella. Un edificio no se construye de la noche a la mañana, la base es fundamental para que no se desplome, los pilares en los que sostenerlo son imprescindibles. Tampoco lo levanta una sola persona, siempre trabajan muchas, cooperando y ayudándose entre ellas. Así que a trabajar, para conseguir un resultado final. Lo mejor que tiene el edificio son las personas que trabajan en él, son su esencia, y las que posteriormente vivirán el trabajo de otros, su alma. Quizá sean los mismos trabajadores quienes decidan quedarse, no lo sabemos hasta que el edificio no ha sido terminado, y no olvidemos, que en realidad, nunca dejan de transformar e innovar. Es lo bonito, el cambio constante de la decoración aun siempre permaneciendo su entidad. 

En conclusión, sigamos aconsejando, sintiendo y valorando cada momento, persona y lugar. No pasa nada si no tenemos las ideas claras, si tenemos arrebatos, locuras, si nos arrepentimos de hechos, si tiramos la toalla alguna vez, si lloramos. No pasa nada si no decidimos ahora qué haremos con nuestras vidas. Es difícil ser paciente, lo sé, pero la Tierra sigue girando así que, continúa tu también. 

2 comentarios:

  1. los ataques de locura serán lo que definan a los cuerdos. S

    ResponderEliminar
  2. Joder,con el pedazo de texto que has escrito y no has dado mucha solucion al problema.Si yo quiero algo e invierto mi tiempo en ello y luego resulta que no es como yo creia o que fracaso por completo...Que hacer?El tiempo ya lo perdiste y no va a volver.¿Quedarte con la experiencia de esos momentos es suficiente??Querias algo y no lo has conseguido,puede que nunca lo consigas...
    Como me dijo una amiga la etapa de los 20 a los 30 años es la transicion de tus sueños hacia la dura realidad xD.Que se le va a hacer.

    ResponderEliminar