miércoles, 13 de noviembre de 2013
Nada permanece.
Dos osos que atrapan un pez en el río. Un unicornio blanco. Es el momento en el que el sol se esconde pero aún deja caer amablemente pequeños rayos que determinan un colorido cielo, pintando montañas y árboles de negro, mostrando su perfección, su figura hasta el máximo detalle en lo más alto. El cielo se torna hacia una mezcla entre amarillo verde azul progresivo, las nubes se tintan de azul oscuro casi gris y cada copa de los árboles te transmiten una historia diferente, una historia que tu mente decide escribir, que se modifica cada segundo y posteriormente olvidas. Para mi, ese momento es perfecto, apenas dura unos minutos ni permanece para siempre, pero hay días, en los que aparece y recuerdo cuánto habia olvidado lo mucho que me gusta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario