lunes, 25 de noviembre de 2013

Costumbres.

Adaptarse es costoso, quizás no sea esta la palabra adecuada para definirlo, pero sí lleva su tiempo. Depende mucho de la situación y de tu actitud hacia ella. 

Al principio, tus ojos deben acostumbrarse a lo que ven, lo nuevo y desconocido hasta el momento. Lo examinan y poco a poco lo van haciendo suyo. La adaptación llega entonces cuando se cierran y no tienen problema al recordar cada detalle. 



Las sensaciones que te produce ese sitio, o bien la persona a la que te estés acostumbrando, pueden ir variando con el tiempo. Cuando te enfrentas por primera vez sufres la conocida "primera impresión", esta puede ser o no equívoca, pero tal y como van pasando los días, meses y años lo averiguas al fin. Tu mente chequea en lo que viene a ser una vista y pensamiento rápido, segundos tal vez, en cómo es aquello que tienes delante y qué puede aportar de nuevo a tu vida. De manera, que con el tiempo refutas esa primera desnuda idea o la corroboras. 

En cambio, los olores son diferentes, permanecen y se asposentan desde esa primera vez. Se suelen quedar grabados en tu cerebro hasta que los relacionas con personas, lugares o momentos determinados en tus etapas. 

Tu persona en conjunto siente la costumbre cuando esas acciones, sensaciones, vistas y olores se repiten diariamente. No obstante el diario no sea el punto principal del tema, sí lo es el tiempo. Y como Kundera cita, "si cada uno de los instantes de nuestra vida se va a repetir infinitas veces, estamos clavados a
la eternidad como Jesucristo a la cruz". 

Intenta pues, pese a tu rutina, poner cada dia esa guinda, ese momento, persona, cosa, lugar o sensación que hace diferente la existencia de tus horas. Y cambiar. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Nada permanece.

Dos osos que atrapan un pez en el río. Un unicornio blanco. Es el momento en el que el sol se esconde pero aún deja caer amablemente pequeños rayos que determinan un colorido cielo, pintando montañas y árboles de negro, mostrando su perfección, su figura hasta el máximo detalle en lo más alto. El cielo se torna hacia una mezcla entre amarillo verde azul progresivo, las nubes se tintan de azul oscuro casi gris y cada copa de los árboles te transmiten una historia diferente, una historia que tu mente decide escribir, que se modifica cada segundo y posteriormente olvidas. Para mi, ese momento es perfecto, apenas dura unos minutos ni permanece para siempre, pero hay días, en los que aparece y recuerdo cuánto habia olvidado lo mucho que me gusta.

Breve.

En realidad es fácil. Es simplemente abrir por la mitad, dejar que salga. Habla, escribe, manda señales de humo, lo que te venga en gana, pero demuestra. Créeme, es necesario porque llegará un momento en que te arrepientas o sea demasiado tarde. Vas a morir. Ella va a morir. A la mierda todo. Hazlo, y punto.