martes, 24 de septiembre de 2013

Surfing your mind.

Tienes derecho a estar triste, a tumbarte en tu cama con respiración entre cortada, a que se te caiga líquido por la nariz y torcer la boca, a enseñar los dientes, a llorar. Tienes derecho a sonreir, a luchar por lo que quieres, a ser feliz. A preocuparte, a pensar y a valorar las opciones. Pensar está bien, pero ten cuidado con las preocupaciones. Tu mente es demasiado poderosa y el objetivo de ejercitarla consiste en que tú ganes, no ella. No es trabajo fácil. A veces, no entiendes el por qué te pasan ciertas cosas, porque conoces a esa gente, porque aparecen en tu vida. Pero alguien dice que cuando pasa el tiempo y miras atrás lo entiendes todo. Dar consejos a los demás, pensar por ellos puede ser fácil, pero aplicarlo no lo es tanto.



Ese proceso que acabo de nombrar, de entender el por qué de las cosas que te ocurren es muy bonito cuando llega pero también costoso. Durante ese tiempo tú sigues viviendo, sintiendo, observando. Entonces mandas a la mierda las teorías y los consejos, porque quieres llegar ya, quieres y no entiendes nada. Te hundes. Hasta que llega un momento, un día, que te levantas y decides plantarle cara, pensar que todo tiene solución menos una cosa, que cada experiencia te hace más fuerte, y que siempre se llega a un fin. Te das cuenta, de que existen cosas peores y mejores, es lo que tiene la comparación, unas veces saldrás ganando y otrás perderás. ¿Qué es lo bueno de esto? Supongo, que la superación de cada día que pasa te hace más fuerte, y cuando vuelves, cuando ha pasado el tiempo, los "problemas" que te parecían insuperables son como las olas, desaparecen, no se repiten, el sonido cesa, y aunque vuelvan más grandes o más largas, ya sabes dominarlas, simplemente tendrás que dejarte llevar, montarte a la tabla y surfear. 

3 comentarios:

  1. desaparecen, no se repiten, el sonido cesa, y aunque vuelvan más grandes o más largas, ya sabes dominarlas..
    genial!

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