martes, 24 de septiembre de 2013

Surfing your mind.

Tienes derecho a estar triste, a tumbarte en tu cama con respiración entre cortada, a que se te caiga líquido por la nariz y torcer la boca, a enseñar los dientes, a llorar. Tienes derecho a sonreir, a luchar por lo que quieres, a ser feliz. A preocuparte, a pensar y a valorar las opciones. Pensar está bien, pero ten cuidado con las preocupaciones. Tu mente es demasiado poderosa y el objetivo de ejercitarla consiste en que tú ganes, no ella. No es trabajo fácil. A veces, no entiendes el por qué te pasan ciertas cosas, porque conoces a esa gente, porque aparecen en tu vida. Pero alguien dice que cuando pasa el tiempo y miras atrás lo entiendes todo. Dar consejos a los demás, pensar por ellos puede ser fácil, pero aplicarlo no lo es tanto.



Ese proceso que acabo de nombrar, de entender el por qué de las cosas que te ocurren es muy bonito cuando llega pero también costoso. Durante ese tiempo tú sigues viviendo, sintiendo, observando. Entonces mandas a la mierda las teorías y los consejos, porque quieres llegar ya, quieres y no entiendes nada. Te hundes. Hasta que llega un momento, un día, que te levantas y decides plantarle cara, pensar que todo tiene solución menos una cosa, que cada experiencia te hace más fuerte, y que siempre se llega a un fin. Te das cuenta, de que existen cosas peores y mejores, es lo que tiene la comparación, unas veces saldrás ganando y otrás perderás. ¿Qué es lo bueno de esto? Supongo, que la superación de cada día que pasa te hace más fuerte, y cuando vuelves, cuando ha pasado el tiempo, los "problemas" que te parecían insuperables son como las olas, desaparecen, no se repiten, el sonido cesa, y aunque vuelvan más grandes o más largas, ya sabes dominarlas, simplemente tendrás que dejarte llevar, montarte a la tabla y surfear. 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lentamente se va cociendo.

Cuando Amanda entró en casa, vio a su hermana con un cuchillo en la mano derecha.

Esa mañana se levantó decidida, sabia lo que quería y no había vuelta atrás. Cuando se miró al espejo, se acordó de su madre y su hermana, de aquellas palabras. Se puso a llorar y se fue directa a la cocina. Buscó un pedazo de papel y un bolígrafo azul, el negro no le gustaba. Era momento de escribir.


Dejó el papel en el mueble de la entrada y volvió a la cocina. Apartó una silla y se sentó en ella. Cogió el cuchillo y lo miró. Se pasó veinte minutos con la mente en blanco, únicamente miraba lo que sostenía entre manos. 

Cuando Amanda entró en casa, vio a su hermana con un cuchillo en la mano derecha y en la otra un melocotón. 

- ¡Oh, vamos Maria, que no es para tanto! Yo te ayudaré, venga.
- Gracias hermana. Te he dejado la lista de la compra en la entrada.

viernes, 6 de septiembre de 2013

MP.


Hay noches en las que me apetece suicidarme, pensaba. Las noches encerrada en aquella celda que tenía por casa la estaban llevando hacia el mundo que ella misma creaba. Cariño, no es lo que piensas, recordaba. Acto seguido cogió la almohada y la lanzó contra la pared. Eran las siete y veinte de un viernes, y como un día más, salió al balcón a observar el escenario que tanto le gustaba, ese del cual quería ser algún día protagonista. Siempre le había gustado estar en boca de todos, y no hablo solo del sentido figurado. Amaba su cuerpo más que ningún otro, por encima de los demás se amaba hasta tal punto que confundía cuál era su papel en la realidad. Por favor Corina, no lo hagas, recordaba sonriente. Entró al comedor y fue hacia la primera habitación de la derecha. Abrió la puerta, cogió un poco y salió al balcón de nuevo. Se sentó en la silla. Así era mucho más fácil. ¡Oh, mierda! Volvió a entrar y enchufó el ordenador para poner un poco de música. Con música todo es mucho mejor, pensaba. Por fin se sentó y empezó a enrollarlo. MPEra su momento preferido del día. Mientras inhalaba un poco de aquella mierda iba cayendo la noche y con ella su locura aumentaba. Déjala en serio, te arrepentirás, revivía el momento. Las imágenes vagaban por su cabeza como si de ayer se tratase. Corina, basta. Recordó aquel día en el que llegó tarde. Habían quedado para hacer picnic en la playa de la Barceloneta y él llegó cuarenta minutos tarde. Le dijo que Maite había tenido una avería en su coche y la tuvo que llevar al trabajo. Esa semana el padre de Jordi tenía un congreso de quiropráctica en Tarragona. Maite Pérez. Suicidarse o matar a alguien. Estoy un poco loca, será la hierba. Fíjate en qué iluminación tiene desde aquí, desde luego es lo que más me gusta de esta ciudad. En la cima de la montaña se encuentra una antigua fortaleza militar con una larga historia, que en la actualidad sirve como mirador. En 1842 durante la regencia del general Espartero, la ciudad fue bombardeada desde este castillo para conseguir así someter una revuelta. Al año siguiente, el general Prim ordenó de nuevo el bombardeo a la ciudad. En este castillo fue fusilado Francesc Ferrer i Guardia. Mañana volveré a subir, pensó. El canuto había llegado a su fin, entró al comedor y cerró la puerta del balcón. MP. Se sentó en el sofá, poniendo los pies sobre la mesa, cogió el mando. Muy Puta. 

Was my number



Frío, frío. A ver ahora... bien. Mejor, mejor. Ahora sí. Dios que bueno, me tiraba aquí horas. En fin. Entonces, yo creo que mi estilo es monólogo interior, porque siempre escribo pensamientos. Bueno será cuestión de empezar a
arriesgar, sino... mal vamos. “Stick it up mister. Hear what I said sir, yeah. Get your hunds in the air sir. Uuuuuuh. Yeeeeaah. And you will get no hurt mister, no no no. I said yeah. I said yeah. What did I say. What did I said.” 
¿Y por qué siempre pienso en castellano si hablo en valenciano? ¿Y por qué nunca escribo en valenciano? No me sale nunca. En fin, cosas de la vida. ¡Ah joder como quema! Vaya tela como cuesta encontrar el punto en esta puta
 ducha. Vale, ya. ¿Y si no sé escribir otra cosa que no sea monólogo interior? Va tía, dejalo ya. “Give it to me one time, uh! Give it to me two time, uh uh! Give it to me three time, uh uh uh! Fifty four forty six was my number yeaaah”. Pura Jamaica. ¿Por qué todos se drogan? Uf que frío. Última vez venga. Ale me salgo. Dios, te imaginas que entra 
ahora, me muero, me da algo. ¡Mierda que tarde es joder! “Atabatibitibitibitibiti dari dada beim beim beim beim beim dari dira dira dira dira dira...I said  54 46 what's my number, yeaaah”. 

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Sutiles damas.



- Vamos a mi casa. 

Salimos del local y nos vamos al coche. Pongo la llave en el contacto. Fiona me coge por detrás y me muerde la oreja. Etna, que está a mi lado, me toca la rodilla y va subiendo con delicadeza. Yo así no puedo conducir...

Por fin llegamos, me dispongo a bajar primero para abrirles la puerta. Cada una me coge de un lado y vamos hacia el portal. Busco las llaves en el bolsillo de mis vaqueros, la meto en el paño y abro. Las chicas me preguntan el piso y les digo que es el segundo a la derecha. Ellas se miran y ríen, parece que traman algo. Etna se muerde el labio mientras me mira con deseo, la pienso destrozar. Me indica con el dedo que vaya hacia ellas y me susurran al oído "Mejor sube por las escaleras, te esperamos arriba". Me encanta. Subo corriendo y al llegar se abre la puerta del ascensor. Las chicas se están besando. Los bolsos se encuentran en tierra. Las braguitas de Etna se deslizan de forma muy delicada por sus interminables piernas. Ella, como buena amiga ayuda a Fiona para que se caigan también ya que empiezan a molestarle. Las muerde con la boca hasta que me las lanza. Comienza el juego.

Quiero que vayamos directos a la habitación, pero mejor les sirvo una copa primero, aunque el ambiente ya está muy caldeado. Van corriendo a la habitación y yo tras ellas, se tumban y se quitan lo que les queda de ropa, no me dejan hacer nada. Me tumban en la cama y Fiona empieza a deslizarse por mi cuerpo mientras me va besando hasta que llega a su objetivo. Etna nos mira y se divierte consigo misma. Quiero cogerla ya pero Fiona no lo está haciendo nada mal, así que la voy a dejar, me gusta. La habitación arde una noche más de placer y berridos, que se unen de nuevo para volar sin rumbo fijo.

Amanece en la isla, tengo a dos mujeres maravillosas a mi lado que me han hecho disfrutar. Tengo hambre. Voy a la cocina a por algo de comer y vuelvo con las niñas.

  • Lo pasaste bien?
  • ¿Y tu?
  • No tengo queja alguna, ya sabes.
  • Lo sé. - sonríe y me da un beso en la mejilla.
  • Tu amiga no se despierta.
  • Mi amiga iba ayer como una cuba, dejala que duerma.
  • Voy a compraros el desayuno, ahora vengo. No me robes nada que tengo cámaras, ¿eh?

Salgo de casa y me dirijo al bar una calle más abajo. Les pido dos cafés para llevar y un par de croissants. Al subir, Fiona se ha despertado ya.

  • ¡Buenos días!
  • Hombre, bella durmiente, ¿has dormido bien o que?
  • Como una reina. - dice Fiona mientras estira sus brazos hacia arriba.
  • Oye, lo de antes iba en broma ¿verdad?
  • ¿El qué? ¿Lo de las cámaras?
  • Si...
  • Pues claro que no mujer, aquí tengo cosas muy valiosas, tengo que tener una seguridad.
  • Pero, madre mia! Esto no puede salir a la luz! Que yo en mi país trabajo en la televisión pública.


Etna está de los nervios, pero no sé porqué si esto solo lo veo yo. No me creo lo que está diciendo pero bueno, luego lo comprobaré y buscaré su nombre. 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Colores en tonos chillones III


En un solo día, Abril ha sufrido una mezcla de emociones que nunca habia sentido. La lluvia sigue sin cesar. Tiene miedo aunque sabe que no le puede pasar nada, pero a pesar de esa seguridad sigue pensando en el ¿y si? Los truenos en cambio ya no se oyen. Tampoco hay rayos. La tormenta se ha ido. El mar empieza a tranquilizarse. La tabla entra y sale. Abril se gira y lo busca pero la oscuridad no le permite ver nada. Cerrando párpados.

Están por todas partes, bailan y se mueven de aquí para allá. Algunos están enteros y a otros les faltan partes.

Abril vuelve a tener una nota pegada en la suela de su zapato izquierdo "Puedes decorar tu burbuja".

Entro en la galería, la música se para. Camino hacia la derecha pero no hay nada, sólo está la salida de emergencia y un ascensor. Me doy media vuelta y sigo por el pasillo. No me gusta ningún cuadro. Sigo hacia delante. Sigo. Ando. Miro hacia abajo y mis pies son verdes, grandes, y expulsan un líquido que voy dejando atrás. Ellos mismo lo segregan. La voz se vuelve a escuchar y me detengo. Giro a la izquierda y hay una sala oscura con una pantalla al fondo. No consigo ver la imagen nítida pero me acerco y...

Detrás suya hay botes de pintura y una brocha. Cuando Abril termina de pintar, empieza a rodar, dejando el mar a su espalda.

Unos niños juegan con sus palas y cubos, los rellenan y vacían, hacen castillos y figuras.

- ¡Mira papá, tengo una espada nueva!