Es raro.
Sé con certeza que no voy a verte, ni donde siempre ni donde nunca.
Ya no estás.
Mientras tanto, agonizo la mierda que me rodea disfrazándola de placeres y mentiras.
No hay nada que no desee mas que verte.
La bipolaridad acecha en los muros de mi razón,
cuando lo único que mantengo es que no vuelvas a ella, que te alejes como lo estás ahora.
Y entonces retorna la otra parte. Vuelve.
Todo se reduce a los berridos de la gente inepta, que no sabe por donde pillar cacho ni follar en las esquinas de los baños. Lamentable.
Miro a mi alrededor y veo centenares de ellos, restregándose como si fueran a ganarse el mayor premio nunca dado. Es pura mierda. Sucio teatro.
Recordando que la ultima vez estuve contigo en ese mismo antro, las memorias vienen y van, resurgen de las cenizas, de los olores, de los recuerdos turbios, de la mierda.
Solo quiero escapar y levitar, donde no haya caida, donde nunca y donde siempre. Escapar de la realidad y volver al ensueño, donde me esperas con esa sonrisa y con ese número que suma un ocho.