jueves, 24 de mayo de 2012

Perdida en un bosque sin sentido





-          ¿Pero quien te crees que eres?
-          Soy alguien, ¿te sirve?
-          Me sirve si te quitas las capas de cebolla amarga.
-          ¿Para qué quieres saber quién soy?
-          Porque quiero conocerte mejor
-          No puedes, nadie llega a conocerme nunca, soy único.
-          Tú lo que pasa, es que eres retrasado
-          Yo lo que quiero es comerte entera, pero no me dejas.
-          Ni con un palo dejaré que me toques con esas garras de marrano.
-          Te contradices
-          Soy bipolar
-          Eres una puta
-          ¡Qué va! no suelo cobrar
-          Estás más usada que un wifi sin contraseña
-          Yo, en el fondo sé que me deseas
-          Sí, desearía que te atropellase un camión
-          Exacto, igual que yo a ti, mamonazo.
-          Pero sólo por dos meses más, volverás a caer ante esas garras que tanto te gustan.
-          Ahora mismo tengo unas mini yo bailando en mi cabeza y me lo estoy pasando genial, ¿qué me habías dicho?
-          Lo que yo te diga, además de puta, loca.
-          Vale, pues me iré con mis bailarinas a otra parte, ya me pedirás un baile.
-          Hasta luego Sara, ten cuidado y ve por la sombra.
-          Adiós Carlos,  sueña conmigo ya que no me volverás a tener.
-          Lo seguiré intentando, guapa.

jueves, 10 de mayo de 2012

Adela.




Todos la hemos visto, hemos criticado su vestimenta incluso nos hemos llegado a meter con ella. Se llama Adelaila, y es afgana. Nació en Kunduz una mañana de Agosto en medio de una casita a lo que aquí podríamos llegar a llamar cueva. Fue un autoparto.

Pasados dieciséis años, con libreta y lápiz en mano Adela va a la escuela, cruzando dos kilómetros de camino para llegar a ella. Adela ha de ir con cuidado en el trayecto de ida y vuelta del colegio, ya que puede chafar accidentalmente alguna mina y quedarse sin alguna parte del cuerpo, o incluso morirse. De vez en cuando, los niños le tiran piedras, porque corre el rumor de que Adela se suele pintar los labios rojos. Cuando llega del colegio tiene que cuidar de su hermana pequeña ya que su madre casi nunca aparece por casa.

Adela tiene un sueño. Desearía poder bañarse en el mar y sentir el chocar de las olas en sus muslos desnudos, oler y saborear la salinidad, pero sobre todo mojarse el pelo y sacudirlo a lo estrella de Rock.

Una noche soñó que volaba y amanecía en un lugar distinto, con grandes rascacielos, gentío y alboroto. Entraba a una tienda y un hombre, con un aspecto desgarbado y colorido le tatuaba la piel, esa que casi nunca mostraba. En ese tatuaje aparecía una pluma que escribía una frase, Maktub.

Adela es una chica que cree en las señales y se divierte encontrándoles significado. Desde aquella noche tuvo claro que había encontrado su segundo sueño.