jueves, 25 de octubre de 2012

Verdades y flacas.

Es raro. 
Sé con certeza que no voy a verte, ni donde siempre ni donde nunca. 
Ya no estás. 
Mientras tanto, agonizo la mierda que me rodea disfrazándola de placeres y mentiras. 
No hay nada que no desee mas que verte. 
La bipolaridad acecha en los muros de mi razón,
cuando lo único que mantengo es que no vuelvas a ella, que te alejes como lo estás ahora. 
Y entonces retorna la otra parte. Vuelve.
Todo se reduce a los berridos de la gente inepta, que no sabe por donde pillar cacho ni follar en las esquinas de los baños. Lamentable.
Miro a mi alrededor y veo centenares de ellos, restregándose como si fueran a ganarse el mayor premio nunca dado. Es pura mierda. Sucio teatro. 
Recordando que la ultima vez estuve contigo en ese mismo antro, las memorias vienen y van, resurgen de las cenizas, de los olores, de los recuerdos turbios, de la mierda. 
Solo quiero escapar y levitar, donde no haya caida, donde nunca y donde siempre. Escapar de la realidad y volver al ensueño, donde me esperas con esa sonrisa y con ese número que suma un ocho.

viernes, 12 de octubre de 2012

Pensat i fet.


La vida se nutre por aquellos pequeños detalles que nos sacan sonrisas cuando nos llegan o los recordamos. Hay veces en las que sientes que debes hacer algo pero no actúas porque una fuerza mayor que no entiendes te lo impide. Quizá no le encuentres sentido a ello, a no poder actuar, pero hay un muro. ¿Sigue siendo todo tan fácil? ¿Podemos hacer lo que queramos en cada momento? Hoy, no tengo respuesta a ninguna pregunta.

Hay días en los que pensamos más de la cuenta, al día siguiente tal vez y lo más probable, es que le restemos importancia, pero el momento es ahora, y es el que importa.

Hay días en los que sentimos que merece la pena arriesgar para poder ganar, pero siempre queda el miedo al fracaso. Pero entonces piensas, que nunca sabemos dónde vamos a acabar. ¿Por qué pensar en algo que aún no ha pasado por intentar prevenir aquello que no sabemos si ocurrirá? No existe. Hay que arriesgar. Lo que venga luego, ya vendrá. Ya nos plantearemos cómo actuar cuando pase, no ahora, que seguimos sin saber.

Cuando dejemos de pensar y vivamos el momento, el resto fluirá solo.